Cómo desconectar del ‘síndrome de la vida ocupada’ en vacaciones
El llamado “síndrome de la vida ocupada” describe ese estado en el que estar siempre atareadas, atareados o atareades y sin tiempo parece un signo de éxito… pero en realidad desgasta nuestra salud física, mental y emocional. Muchas personas, incluso en vacaciones, siguen con la agenda llena y la mente conectada al trabajo, lo que impide un descanso real.
Las señales de alerta son claras: cansancio constante, insomnio, estrés, ansiedad, dificultad para relajarse y una autoexigencia que no deja espacio para el bienestar. A menudo, detrás está la creencia errónea de que “hacer más” equivale a “valer más”, olvidando que nuestra valía no depende de la productividad.
Para quienes trabajamos por la inclusión, especialmente en el colectivo de personas con diversidad funcional, este descanso consciente es clave: nos permite recargar energías, cuidar de nosotras, nosotros y nosotres, y volver con más fuerza para impulsar los cambios que queremos ver en la sociedad.

Algunas recomendaciones para liberarnos de este síndrome son:
- Dar prioridad a lo importante frente a lo urgente.
- Aprender a decir “no” y marcar límites claros.
- Evitar llenar cada minuto del día con actividades y dejar pausas entre tareas.
- Desconectar del móvil y de las redes sociales.
- Practicar el autocuidado y garantizar un buen descanso.
- Disfrutar del momento presente y salir del “piloto automático”.
Romper con la cultura del “siempre ocupades” no solo mejora nuestro bienestar personal, sino que también nos ayuda a construir entornos laborales y sociales más humanos, accesibles e inclusivos.
Fuente Expansión